Qué habitual es escuchar entre alumnos de, principalmente, segundo de bachillerato expresiones del estilo "no entiendo el diédrico".... "no entiendo las figuritas"... "no entiendo, no entiendo, no entiendo...", sobre todo a la hora de enfrentarse a un examen de dibujo técnico.
Puede que mi caso fue muy particular pues el dibujo con reglas, compas y transportador de ángulos siempre me gustó. Cuando de pequeños dibujábamos a mano alzada, yo con mi compañero Óscar dibujábamos barcos y les poníamos nombres. Ya en aquella temprada edad dibujábamos paralelas y trasteábamos con los diferente aparatejos de dibujo que en los años venideros utilizaríamos.
La realidad es que la mayoría de los alumnos con los que trabajo es que desconocen algo tan fundamental como, a fin de cuentas y salvando mucho las distancias, el dibujo técnico es "la cuenta de la vieja". Consiste ni mas ni menos que en encontrar la manera sencilla de dar una explicación gráfica a un problema.
Es matemática pintada por decirlo de alguna manera, y matemática sencilla y visual. Y aquí está el principal problema. Nadie les ha explicado, salvo honrosas excepciones de profesores a base de esfuerzo y vocación, que el dibujo técnico es precisamente eso, buscar la manera sencilla de explicar un proceso.
En el colegio y el instituto se tiende a la memorización y no a la crítica. Se prefiere la clase magistral y no el debate. El dibujo técnico es debate desde el momento 0, porque lo que a mi me pueda parecer tremendamente evidente, a ti puede no parecértelo tanto, y nunca hay un único camino (salvo que el enunciado del problema X así lo especifique) para dar una solución.
Es por decirlo de una manera coloquial, una forma de jugar con unas herramientas de dibujo para dar respuesta a un problema. Esto es lo que siempre les explico y les explicaré a mis alumnos. A que piensen por ellos mismos de la manera más simple cual puede ser "una" manera de resolver el ejercicio y no "la" manera de resolver el ejercicio.