Primero debo partir señalando que creo que debido al contexto educativo en que se desenvuelven los docentes hoy, no está dentro de sus responsabilidades ni sus facultades ser un investigador formal. De todas formas, existen desafíos respecto de esta temática.
- Constante actualización: El docente debería preocuparse estar al tanto de las investigaciones en materia de educación, que se han llevado a cabo durante los últimos años, para así poder reflexionar y mejorar sus prácticas constantemente.
- Recibir formación y poder participar de investigaciones: Quisiera repetir que en el contexto actual veo difícil conseguir esta meta, pero por eso mismo creo que puede ser un desafío para la educación y los profesores (as) del S. XXI.
- Investigaciones al servicio de las comunidades educativas: Muchas investigaciones se han realizado a nivel nacional e internacional, sin embargo, considero que deberían contribuir a la mejora real y efectiva de la educación interviniendo en colegios y liceos, a partir del trabajo en acción. De modo que, se pueda apuntar a características y realidades particulares con ideas y estrategias contextualizadas.
- Investigación en formación inicial: Si bien es cierto, en las universidades se lleva a cabo un seminario de grado (tesis) el que es una investigación y una posterior publicación, aún así considero que es poco. Si se deseara que los docentes fueran investigadores educativos activos tendrían que partir por saber cómo investigar y qué investigar. Por lo que disponer de experiencias de investigación durante la formación inicial, en las que incluso se pueda participar con los académicos, me parece un desafío a lograr.
- Motivación hacia la investigación: Tal cual afecta la falta de motivación al proceso de aprendizaje de los estudiantes, lo podría hacer para los procesos investigativos que pudiesen llevar a cabo los docentes, por lo que la motivación es uno de los primeros desafíos a conseguir.
- Investigación = curiosidad: Con esto me refiero a la posibilidad que presenta la investigación, en cuanto a su capacidad de potenciar una característica casi perdida en nuestros estudiantes: La curiosidad. De modo que, permitir y monitorear procesos de investigación estudiantil es un desafío para el S. XXI.