Actualmente la virtualidad se ha apoderado de muchos aspectos en la vida cotidiana de todos y claro, la educación no podía ser una excepción. Sin embargo, es tan preocupante darse cuenta de la poca o nula preparación que tenemos en el país para afrontar esta situación y que la virtualidad sea una herramienta educativa realmente útil, eficiente y eficaz. Personalmente, he tenido la oportunidad de evidenciarlo con los niños de mi familia pero también con conocidos que son educadores en zonas rurales, las cuales han sido las más afectadas.
Hay inconformidad por parte de estudiantes, padres de familia y también profesores respecto las clases online porque es una modalidad totalmente nueva para muchos, y la realidad es que la mayoría de las familias no cuentan con las herramientas tecnológicas adecuadas para su desarrollo.
Hay familias que no disponen de un computador y/o smartphone, o en algunos casos, sólo tienen uno de estos objetos, pero en esa familia hay más de un estudiante. A esto se suman las dificultades de conectividad, porque para nadie es un secreto que en Colombia, existen lugares tan remotos que ni siquiera llega la señal de los operadores de celular; a duras penas, se pueden hacer llamadas.
Y esto no solo pasa en las zonas rurales. Dentro del mismo casco urbano de Popayán hay barrios donde los proveedores de internet no prestan los servicios, principalmente por cuestiones de seguridad. Así que las familias que desean tener conexión a internet en las zonas rurales o barrios sin este servicio, tendrían que recurrir a antenas satelitales, servicio muy costoso actualmente para este segmento de población. También existen empresas locales que brindan servicio de conexión a internet con antenas exteriores tipo acces point cuyo costo es accesible pero la conexión es inestable.
Estas dificultades impactan negativamente en el avance académico de los estudiantes, pues se genera una división en el grupo. Por un lado, quienes si tienen dispositivo(s) e internet pueden acceder a las sesiones online, vídeos, consultas y demás que apoyan la formación académica y comprensión de los temas.
Pero quienes no tienen estas herramientas, deben conformarse con las guías impresas de manera que probablemente el avance en los temas se desarrolle más lentamente respecto a los compañeros que si las tienen. Y de igual manera, los docentes deben manejar dos modalidades de trabajo para quienes tienen conectividad y para quienes no tienen, lo cual ha derivado en un incremento de su carga laboral.
Además que los docentes también se han visto afectados debido a la falta de herramientas tecnológicas y de conectividad, por diferentes motivos como falta de conocimiento, cuestiones económicas, edad, incluso ubicación geográfica y porqué no decirlo, en ocasiones también falta vocación.
Pero a pesar de todas estas dificultades a lo largo de estos meses, el proceso educativo no se ha detenido y es algo admirable por parte de toda la comunidad educativa de las instituciones del país entero y que se ha consolidado como un hito en la educación a nivel nacional.