Soy licenciado en gestión cultural por la UACM. Considero a la enseñanza una vocación. Transmitir el conocimiento y compartirlo es una de las labores más nobles y satisfactorias que conozco. En mi experiencia, he podido constatar que el conocimiento es un trabajo colectivo; es una construcción de fuertes cimientos cuando se transmite y se trabaja de la manera correcta. El aprendizaje (en todas su...
Soy licenciado en gestión cultural por la UACM. Considero a la enseñanza una vocación. Transmitir el conocimiento y compartirlo es una de las labores más nobles y satisfactorias que conozco. En mi experiencia, he podido constatar que el conocimiento es un trabajo colectivo; es una construcción de fuertes cimientos cuando se transmite y se trabaja de la manera correcta. El aprendizaje (en todas sus formas) lleva implícito un compromiso tanto de quién enseña como de quien está aprendiendo. Quién lo enseña dispone de su voluntad y herramientas para transmitirlo y quién aprende pone sus conocimientos previos para tratar de entender. Sin embargo, y no menos importante es señalar la utilidad del conocimiento. Integrar el conocimiento a la vida diaria suele transformar a las personas y a quienes están cerca de ellas. De manera sutil nuestros saberes tienen la capacidad de cambiar nuestra percepción de la realidad. No somos los mismos antes y después de aprender y de estudiar. El objetivo de ese cambio es conveniente que sea el bien común. La construcción de una sociedad mejor tiene mucho que ver con la educación que tenemos y con la manera de usar los conocimientos. Es una responsabilidad mayor. Por ello y en conclusión diré que no se entendería el progreso de una sociedad si no estuviera basado en el conocimiento. Aprender transforma a todas las personas. Lo mejor es transmitir ese conocimiento pensando y asumiendo siempre que será para el progreso de quienes estén en contacto con él. La sociedad entera puede verse beneficiada por la enseñanza.