En mi trayectoria musical he estado en diversas etapas que han tenido un gran significado, en primera instancia mi paso por la guitarra clásica que me ayudó sobremanera en mi desarrollo técnico, el paso por el conservatorio, que me permitió aprender la teoría y lectura musical, y por la Universidad donde pude desarrollar mis habilidades en la composición. Paralelo a eso vincularse con la enseñanza desde la percusión, el piano, guitarra y bajo me permitieron relacionarme con la realidad de alumnos con perfiles muy diversos, desde alumnos aplicados, hasta aprendices con problemas psicológicos, experiencia que me hizo entender la importancia de transmitir no solo el contenido musical sino la confianza en el alumno. No es facil tener que recibir un golpe de un muchacho con problemas de autismo severo, o que padencen de esquizofrenia, o personas adultas con problemas motrices, dificultades que me hicieron entender sobre la humanidad que debe tener un docente para poder transmitir el conocimiento del arte musical. La música por si sola no hace a un músico sino se le transmite los valores humanos. Un músico debe poseer cualidades humanas para entender las necesidades más relevantes del sistema. Creo que es todo un reto poder trabajar con jóvenes y adultos que aún conscientes de sus problemas y limitaciones tienen el deseo de desarrollar sus talentos musicales y eso es algo muy motivador que le agrega valor a la sociedad, de creer que hay personas que se entregan a lo que quieren y no usan sus talentos para resaltar su ego.