Etimológicamente YOGA quiere decir UNIÓN. El yoga es la unión de todos los aspectos del individuo (físico, mental y espiritual) para que esté en armonía consigo mismo y su entorno. Sin duda esa armonía repercute en la salud física, emocional y mental.
El yoga es una práctica milenaria, existen registros desde el año 3.000 a.C. y muchos estilos distintos, que varían según el maestro. No obstante, pienso que cada persona que practica yoga, lo concibe de una forma particular. El yoga se trata de una experiencia concienzuda que requiere mucha concentración y compromiso consigo mismo. El yoga es complejo y serio en la medida que cada practicante lo asuma de esa manera. El yoga no es una disciplina que pueda solo estudiarse o simplemente seguirse. Hay que experimentar y sentir, puesto que, mediante esta vivencia profunda se espiritualiza la práctica de la respiración consciente.
Intento compartir la práctica del yoga como camino de enseñanza espiritual, que no tiene nada que ver con la religión particular de quien decida adentrarse en este mundo maravilloso y que requiere de mucha práctica más que de teoría. El yoga es 99% práctica y el 1% teoría.
Desde miexperiencia les cuento que el yoga me salvó, me ha ayudado y me ayuda a sobrellevar mis temores, mis alegrías, mis pensamientos. El yoga se ha convertido en mi salvavidas espiritual, me hace feliz porque me hace estar consciente del aquí y del ahora.
Si bien es cierto el yoga comienza con el trabajo del cuerpo, te lleva hacia el desarrollo de una atención plena, de un profund e intenso sentir de tu propio cuerpo, de tu mente cuando se aquieta y de tu espíritu cuando se interconecta. Cuando se funden esos tres elementos, en conjunto con la respiración se logra ese estado armónico y saludable, se logra esa unión que te aleja de las angustias por la incertidumbre del futuro y las frustraciones del pasado.
Más allá de lo que visualmente aparenta, el yoga es una forma de autoconocimiento. Se trata de preparar el cuerpo físico con la finalidad de alcanzar el estado más alto de plenitud de consciencia que se conoce como Samadhi. Obviamente, experimentar ese estado requiere de mucha práctica y dedicación. Incluso se conocen historias de maestros que pasan años intentando percibirlo y nunca lo alcanzan. No obstante, esas historias no nos deben desanimar sino por el contrario impulsarnos a practicar con determinación y perseverancia para cada día avanzar y acercarnos a ese estado de tranquilidad.
Por circunstancias de la vida, hace siete años que guío prácticas individuales y grupales de yoga y hasta este momento me llena de mucha satisfacción poder compartir ese estado de quietud, de alegría y de bienestar físico, mental y espiritual con quienes también se adentran en la práctica. Sobre todo porque es posible que, sin tenerlo consciente, estén buscando una puerta que los lleve a su propio interior.
Como alguna vez me dijo una de mis maestras “el yoga no es mas que una forma maravillosa de atravesar esa puerta hacia uno mismo”. ¡Namasté!