Si estas leyendo esto seguramente te habras preguntado muchas veces si podrias cantar, e incluso llegar a ser una gran estrella del panorama musical, si nos ponemos a soñar. La respuesta la encontraremos al final de este libro. Empezaré por contarte como surgio para mi esto de cantar.
Desde niño, siempre me encantó la música, tenía una pseudo dependencia por escuchar una y otra vez algunos de los vinilos y cintas de cassette que andaban por casa. Se podía decir que mis días pasaban ambientados en la música que me hacia vibrar.
Poco a poco sentí la necesidad de que formar parte de aquellas melodías que me transportaban hacia otros lugares y estados. Tuve mi primer teclado, el famosísimo Casio 8-Tone, me podía pasar el día haciendo trabajar a mi oído para tocar melodías, sin ningún tipo de formación, solamente por el gusto de verlas proyecto en mis manos.
Paso un tiempo para que aquel mini teclado se me quedara pequeño y empezara a necesitar explorar otros planos algo mas grandes. De modo que, unos años mas tarde tuve el regalo de un Yamaha considerado como un teclado de aprendizaje.
Me picaba mucho la curiosidad de que era eso de acorde, y creeme que cuando lo descubrí tenía la sensación de estar abriendo las mismísimas puertas del cielo. He de decir que, estaba a mediados de los 90s, por lo que ver un tutorial en YouTube no estaba a mi alcance, de modo que no me quedo otra opción que visitar la biblioteca y fotocopiar todo libro que me hiciese salir de la ignorancia en la que me encontraba.
Por fin encontré unos libros donde me decían como se formaban los acordes y tuve mis primeras partituras, que en este caso fue el álbum “Descanso Dominical” de Mecano. Estaba deseando examinar a fondo qué era un acorde y como funcionaba.
Por lo que, lo primero que encontré fue una serie de dibujos con las teclas a tocar de acordes mayores, menores y séptimas. No necesitaba mas, al menos de momento. Me ponía el vinilo mientras tocaba y compraba si era realmente lo mismo o no.
Era la sensación mas placentera del mundo, estaba formando parte de la música que sonaba, me sentía especial. Entonces llegó 1997 y Alejandro Sanz con su álbum “Más” y fue con su libro de partituras con el que empecé a aprender mas variaciones de acordes, después me hice con cancioneros pop que se iban pasando de fotocopia en fotocopia. Tenia muchas canciones que tocar, pero a veces me perdía al no tener la melodía principal sirviéndome de guía. Por lo que me aventuré a ponerle voz, por pura necesidad de marcarme el recorrido de la canción.
Mi voz era normal, no buscaba que sonara de un modo determinado, pues solo quería que me orientase, nada más. Para mi era totalmente natural, no tenia mayores pretensiones. Todo cambió cuando, estando en el grupo de teatro del colegio, mi personaje tenía que cantar con una letra adaptada a la canción Oh Sole Mío.
Estando ya en la representación, llegó el momento y… en lo que yo esperaba al terminar risas, (puesto que no le daba quizás mucha seriedad al hecho de cantar) tuve una hermosísima sensación que me hizo elevarme con todos aquellos aplausos.
Seguidamente algo en mi cerebro cambió radicalmente y comencé a tener una nueva inquietud. No paraba de cantar a todas horas, después de aquel momento ya me había vuelto adicto a él. Empecé a cantar de un modo un poco mas intenso todas las canciones que ya cantaba, y otras que iba aprendiendo por el camino. De este modo pasaron años y cada vez tenía ganas de más.