Se sugiere que las acciones de un proyecto de educación ambiental inicien con la etapa de “motivación y sensibilización”, debido a que se hace necesario que nos acerquemos al entorno natural de manera innata, sensible y directa por medio de todos los órganos de los sentidos y todo nuestro cuerpo.
Empieza a dar clases particulares
Esto es algo que inicialmente debemos realizar nosotros como profesores, para luego tener el conocimiento y la experiencia para realizarlo y permitirlo a quienes guiamos, como a grupos de niños, jóvenes, adultos, ancianos, mujeres embarazadas, etc.
El acercarnos a la naturaleza por medio de los sentidos como manera inicial permite que se generen sentimientos de afecto, respeto y aprecio, porque nuestros sentidos están recibiendo la información del entorno y ésta se va interiorizando y formando parte de nuestros procesos intelectuales.
Al lograr lo anterior, se puede pasar a las siguientes etapas del enfoque metodológico, como lo es la fase de “información e investigación”, pues al haberse dado la sensibilización, se generará el interés para investigar y conocer información acerca de aquello que se incorporó a nuestro intelecto o comportamiento por medio de los sentidos.
Luego de investigar y conocer información se puede pasar con conceptos e ideas claras a la “reflexión y la crítica”, fomentando en la población de trabajo el desarrollo de ese pensamiento crítico y finalmente, pasar a la “acción y comunicación”, donde se ejecutarán hechos que serán el resultado del proceso realizado.
Actividad sensoperceptiva
Para fortalecer la etapa de “motivación y sensibilización” se pueden desarrollar actividades sensoperceptivas como la que se describe a continuación:
Se inicia con un recorrido en silencio y despacio por un bosque nativo conservado, en este recorrido se centrarán en escuchar los sonidos de la naturaleza (aves, insectos, el viento, el agua de la quebrada/rio, etc.), también se percibirá el olor de las flores, de la tierra húmeda y de la humedad propia del ecosistema.
Cada uno también irá observando los colores y formas del ecosistema (colores de flores, aves e insectos, formas de las hojas, de los árboles, de las plantas, etc.). Todo se anotará y/o dibujará en la libreta de campo.
Luego de un rato de caminata suave y silenciosa, se hará una parada en un sitio para estar descalzos (si el espacio lo permite) y poder comer algo. En este espacio se mostrará lo observado, escrito y dibujado por cada uno de los participantes, se compartirán las experiencias hasta este punto y se abrirá el espacio para los interrogantes o curiosidades que surgieron de todo lo observado.
Para finalizar esta parte, se tendrá un espacio de reflexión y cada uno de los participantes terminará dando un abrazo a un árbol.
Se iniciará el recorrido de salida del bosque nativo y en este camino de regreso cada uno irá aplicando lo aprendido o conocido en los espacios anteriores, además se irá complementado la experiencia y conversando sobre todo lo descubierto. Y para un próximo encuentro, cada participante consultará o indagará sobre un aspecto o especie que le haya llamado la atención de esta salida, fomentando así y dando inicio a la segunda fase de “información e investigación”.