Cuando ingresé al centro comunitario "La Rigoberta", apenas tenía 24 años y corría el año 2014. Era estudiante de Historia, estaba recién recibido de periodista y no tenía ninguna experiencia docente.
Se trata de un lugar ubicado en barrio La Sexta, en Rosario. La zona no disfruta de ser afortunada en el plano económico: un barrio muy olvidado en que las familias tienen que ingeniárselas para sobrevivir. Yo me incorporé gratuitamente al staff de apoyo escolar a chicos de primaria con intenciones de "ayudar", de dar mi granito de arena.
Sin embargo, aprendí mucho más de ellos que ellos de mí. Comprendí realidades completamente diferentes a la que vivo personalmente, empecé a empatizar con formas y actitudes con las que no solía manejarme. Y aprendí en la práctica a ser docente y a observar a mis "colegas" para construirme a mí mismo. A actuar de manera colectiva, conjunta.
Allí comencé a desempolvar mis conocimientos escondidos en matemática, lengua y hasta en inglés. A darme cuenta de que decirle a un chico "¿viste que sabés?", impacta positivamente en él tanto o más que enseñarle el mismo contenido de la materia que está haciendo. E incluso a tener que hablar a veces de cuestiones personales que obstaculizan el aprendizaje de los chicos, que muchas veces incluso retrasan la edad en la que aprenden a leer, o a conocer la tabla de multiplicar. En definitiva, a tener que conversar estos temas tanto con ellos como con mis colegas. "A Candela le pasa esto en la escuela" "Valentina está bajoneada por tal cosa".
Se interponen muchos obstáculos, pero los superamos: si faltan hojas rayadas, tomamos un papel cualquiera y les hacemos los renglones. "Prestá atención: vas midiendo con la regla y los vas haciendo así". Si están con un día de rebeldía, si tiran un fibrón al suelo, encontrar la forma adecuada y firme a la vez para encauzarlos: "Ezequiel, se te cayó el fibrón". Y cuando se superan, también se notan los frutos en su rendimiento y su estado de ánimo. Y en el mío también, cuando siento su cariño.
"El profe Marcelo me enseñó a hacer esto y esto otro".
Cuando me fui, a fines de 2016, por haberme ganado una beca de estudios a Bolivia, no pude ocultar la tristeza. Pero contento de que fue una de las mejores experiencias en materia docente para mí...y la tuve al inicio de mi carrera.