Contratar un profesor particular siempre se ha considerado un elemento complementario a la docencia tradicional. Sin embargo, hoy día se podría decir que es clave en la formación de todo estudiante, sea cual sea su nivel. De hecho, el gasto en formación es el único que ha crecido en las unidades familiares a pesar de la recesión económica. En este blog analizaremos por qué son necesarias las clases particulares.
El fracaso escolar conduce a muchos jóvenes a abandonar los estudios tras superar la secundaria (y en ocasiones ni siquiera consiguen el graduado). Es posible que estos alumnos requieran de una atención personalizada y un seguimiento más cercano que el que se puede proporcionar en aulas en las que un profesor se ha de centrar en una treintena de personas al mismo tiempo, lo que implica que no se pueda dedicar aquel tiempo exclusivo a todos los casos.
Según el artículo publicado en El Mundo “El éxito (o el fracaso) académico de los hijos empieza por sus padres”, los padres están comprometidos con la educación de sus hijos, pero no disponen del tiempo libre necesario para ofrecerles su ayuda. Este factor, añadido a que tampoco es correcto un control excesivo sobre los hijos, da lugar a la delegación de ese rol a un profesor particular que podrá reforzar aquellas materias más débiles y seguir su evolución como alumno de cerca.
Es por ello por lo que son necesarias las clases particulares. Asimismo resultan elementales en la especialización académica, puesto que tratan de materias que en el caso de que los padres se encargasen de los estudios de sus hijos pondrían en riesgo su formación dado que no controlan aquel temario que es posible que no hayan vuelto a poner en práctica. Precisan de un especialista que conozca la disciplina.