Es posible que en este momento sientas algunos temores naturales que todos los escritores hemos sentido en algún momento:
- Te preocupa tener errores de ortografía y gramática.
- Sientes temor a ser juzgado por el contenido de lo que escribes.
- Temes que tus lectores no comprendan lo que quieres reflejar.
- Sientes que a ningún lector le podría gustar tu texto.
- Te inquieta que puedan malinterpretar lo que has escrito.
Profesores de Lengua y Literatura
Sin embargo, imagina por un momento un escenario diferente en el cual podrías tener la certeza de que tu producción literaria final te permite:
- Gozar de tranquilidad porque estás entregando un texto sin errores a un concurso literario o a una editorial.
- Considerar un panorama en el cual tu escrito llega a tus lectores con la misma intención con la que lo escribiste.
- Cumplir con las expectativas de tus lectores en cuanto a lo políticamente correcto, y lo mejor... sin perder la esencia de lo que escribes.
- Probar que tu texto toca fibras y cautiva a un grupo de lectores por su estilo y originalidad.
- Lograr que tu lector alcance a diferenciar tu rol como persona y tu rol como escritor de ficción en tus escritos.
La diferencia entre el primer escenario de incertidumbre y el segundo escenario de tranquilidad esta mediado por la intervención de tu lector beta. Esta persona reduce la posiblidad de cometer errores en tus escritos. Así que elige siempre a un lector beta experimentado que te ofrezca una lectura crítica y te muestre, no solo los posibles problemas que tenga tu texto, sino también los puntos fuertes de tu escrito.
A través de sus servicios puedes someter a prueba nuevos giros o dispositivos literarios en el ambiente de confianza que te genera una persona que te dirá con sinceridad si tu estilo es coherente con la intención con la cual redactaste tu escrito.
A partir de ahora, empieza a producir textos a prueba de prejuicios sociales que entretengan, informen o enseñen algo a tus lectores sin que sientan que los estás ofendiendo o maltratando de cuenta de posturas extremas. Vivimos una época de juzgamientos y un escritor estratégico debe saber navegar por aguas peligrosas sin rehusar a sus principios.
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