A pesar de ser un género que está de moda, solo hay que fijarse en la cantidad de concursos dedicados a este pequeño artefacto y las antologías y libros de autor publicados, quizá haya quien no conozca las características del microrrelato. En esta entrada os cuento de qué va...
Un microrrelato es un texto narrativo corto que cuenta una historia con la máxima economía de medios: menos es más.
Hay disparidad de opiniones respecto a si es un género por sí mismo o si es una variante del relato, un subgénero; una especie de brote del relato. Yo no voy a entrar en esa discusión porque no soy crítica literaria ni estudiante de teoría de la literatura. Yo solo escribo microrrelatos y enseño a escribirlos.
Como decía, es un texto narrativo, obvio. Cuenta algo que le ocurre a alguien, pero no es una anécdota...o sí, pero contada de forma que supera lo ordinario para pasar a ser extraordinaria, para transformarse en ficción (¿cómo ocurre esto? Lo veremos en la próxima entrada del blog).
Como en el microrrelato disponemos de menos espacio (una página máximo y hasta nueve palabras mínimo), un microrrelato debe ceñirse a un solo espacio, a ser posible; habrá pocos personajes y evitaremos el exceso de descripciones y también las disquisiciones psicológicas; más que nunca será clave "mostrar" en vez de decir. Sin embargo a pesar de, o gracias a estas restricciones, se consigue lo que se llama tensión narrativa. La tensión narrativa es lo que hace que queramos seguir leyendo, en general se consigue gracias a lo que dejamos ver y lo que ocultamos, a la sugerencia, a lo que sucede y qué hará, o no hará, al respecto el protagonista de nuestro microrrelato.
La habilidad para dejar pequeños indicios, para mostrar una pequeña parte de la historia y mantener oculto el resto es lo que se llama elipsis. Y es una de las características más importantes del microrrelato. Si en relato también es fundamental la "otra historia", la que corre subterránea por el fondo de nuestro texto, en microrrelato es una técnica fundamental.
Así pues, sugerir, dejar que el lector deduzca por sí mismo por el contexto, concisión y uso exacto del lenguaje: mejor un sustantivo que exprese con precisión lo que queremos decir que un adjetivo innecesario.
Para poder contar en tan poco espacio el micrrorelato se sirve a menudo de técnicas que nos ayudan a lograr esa complicidad con el lector (debe saber a qué nos referimos, debe deducir y captar las referencias):
Incorporación y combinación de elementos de otras formas literarias.
Compresión espacial y temporal.
Referencias a temas y mitos universales que todos conocemos.
Juegos a nivel formal y lingüístico (el microrrelato permite experimentar y liberar nuestra creatividad e imaginación).
Ambigüedad a través de la ya mencionada elipsis y dosificación de datos.
En resumen
Narratividad.
Brevedad y concisión.
Intensidad (se busca provocar en el lector un efecto intenso, como un puñetazo).
¿Qué no es el microrrelato?
No es una mera ocurrencia o anécdota, ni un texto ingenioso sin más. Puede utilizar los recursos de otros fórmulas: fábula, poema, aforismo, chiste, pero no se parece a ellas.