El coaching es una profesión bastante nueva y de moda que genera muchísimas dudas. Para muchas personas la tareas del coach no están muy claras y lo que ocurre en una sesión de coaching es un auténtico misterio.
Lo que sí parece evidente es que la inmensa mayoría de personas que prueban el coaching acaban encantadas. Un coach se centra en cumplir los objetivos de sus clientes, pero ¿cómo lo hace? Esta es la estructura y ejemplos de sesiones de coaching.
La importancia de la toma de contacto con el coach
Un coach es un guía que te puede ayudar en cualquier tipo de propósito por medio de preguntas y de escucha activa. Es por eso que lo primero que tiene que hacer y que hará, será escuchar y preguntar.
Esto se realiza durante una primera toma de contacto fundamental. En esta primera toma de contacto se hablan de cosas más generales y se establecen la base de la relación entre coach y coachee.
El coach sabrá ver en esta primera sesión cuál es la situación previa, en qué deben trabajar más a nivel general y hasta dónde puede llegar. De alguna forma ambos se conocen y se muestran inquietudes.
Hay tres fundamentos de las primeras sesiones de coaching:
- Conocimiento transparente: tanto coach como coachee deben abrirse y mostrarse tal y como son. Una sesión de coach es un lugar seguro de donde nada sale.
- Establecer unos objetivos: aunque luego vayan cambiando es bueno saber para qué necesita alguien a un coach.
- Adquirir compromiso: esto es algo fundamental por parte del cliente. Debe ser capaz de comprometerse con sus objetivos y con los de las sesiones de coaching.
Estructura de una sesión de coaching
Cada coach tiene su propio mecanismo y técnica para enfocar una sesión de coaching, depende de su formación. Pero existe una estructura que comparten muchísimos coaches. Esta también varía mucho dependiendo de cuántas sesiones llevemos.
No es igual una sesión cuando llevamos poco tiempo con nuestro coach, que cuando ya tenemos confianza y solo hace un seguimiento del progreso. Pero esto es una estructura aproximada:
- Resumen de la sesión anterior, comentar cómo ha ido la semana y resolver dudas.
- Marcar los objetivos para la sesión.
- El coach realiza una serie de preguntas para saber cómo vamos a alcanzar esos objetivos.
- Ejercicios para poner en práctica las respuestas.
- Comentar las conclusiones a las que hemos llegado.
- Marcar unos objetivos y una serie de ejercicios para hacer hasta la siguiente sesión.
Esto es solo una orientación. Una estructura que recomiendan muchos coaches y que también recomiendan saltar si la situación lo requiere. Al fin y al cabo un coach tiene la formación suficiente para tener un criterio sobre qué hacer y qué no hacer en una sesión.
Algunos ejemplos de sesión de coaching
Una sesión de coaching varía mucho dependiendo del momento en el que se sitúe el proceso. Por eso veremos tres ejemplos de tres tipos de sesiones distintas: Una sesión de toma de contacto, una sesión de progresión y una sesión final.
Sesión de toma de contacto
Las preguntas que se deben preguntar en esta sesión son:
- ¿Cómo crees que estas sesiones te pueden ayudar?
- ¿Qué esperas conseguir?
- ¿Cómo puedes mejorar?
- ¿Qué quieres mejorar?
En la sesión o sesiones iniciales el coach tratará de dibujar un retrato de su cliente a base de preguntas. Conocerlo mejor y tratar de descifrar su inquietudes y esperanzas. No solo por medio de las respuestas de coachee, sino sabiendo leer entre líneas.
Hay un ejercicio típico de este tipo de sesiones que sirve para conocer al coachee (cliente):
- El coach realiza preguntas en torno a la visión que tiene el coachee de sí mismo.
- El coachee va rellenando una tabla donde pone sus debilidades, fortalezas, habilidades y frenos.
- El coachee debe escribir las conclusiones a las que ha llegado.
- Con la tabla por delante se señala qué cualidades se quieren cambiar o reforzar.
La sesión finaliza con el planteamiento de una serie ejercicios para realizarlos durante el tiempo que quede hasta la siguiente sesión. Hace falta un nivel de compromiso con estos ejercicios y la idea es siempre poder comentarlos en un futuro.
Sesión de progresión
Una sesión que no existiría sin haber finalizado la primera con éxito y que normalmente se plantea justo al final de la toma de contacto. Suele ser más de una sesión y éstas giran en torno a cosas mucho más concretas . Hay algunos ejercicios que siempre se repiten en esas sesiones:
- Recordar las conclusiones de la sesión anterior.
- Comentar cómo han ido los ejercicios planteados.
- Lluvia de ideas sobre los objetivos de la sesión inicial.
El trabajo del coach en estas sesiones es mantener el foco en aquello que el coachee quiere conseguir. Es muy normal en este punto del proceso perderse y empezar a realizar cosas que están fuera de los objetivos, las sesiones sirven como guía.
Muchos coaches creen que en estas sesiones está bien dejarlo todo escrito, ya bien sea en forma de diario o en forma de esquema de conceptos. Algunos usan pizarras, pegatinas o carteles grandes.
Es fundamental también dedicar varios minutos al principio y al final a unir las sesiones. Hay que realizar siempre un recordatorio y puesta al día y al final dejar unas tareas o propósitos para el próximo día.
Sesión final
Esta es una única sesión muy especial en la que nos dedicaremos exclusivamente a sacar conclusiones. Aquí el trabajo de coach es especialmente complejo, porque no debe dejarse ni un hilo suelto en la evaluación. Sus preguntas irán en torno a:
- ¿Hemos conseguido los objetivos propuestos?
- ¿Cuánto hemos avanzado?
- ¿Nos queda trabajo por hacer?
- ¿Nos han servido las sesiones?
Es muy importante en esta sesión dejar una especie de memoria, ya sea escrita, grabada o de la forma que sea. Pero tenemos que ser capaces de revisar esas conclusiones y para en un futuro poder seguir avanzando.
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