Si bien el inglés hace un tiempo era un privilegio de unos pocos, hoy en día se ha transformado en una necesidad, y en algunos casos, un verdadero problema. Es por esto, que según las necesidades de cada uno, los traductores pueden servir tanto para quienes no entienden lo que están leyendo, como para quienes sí entienden y necesitan una segunda referencia.
El más accesible y cómodo para todos, es Google traductor: Su ventaja principal es que va traduciendo en tiempo real mientras se escribe, cargando además a una velocidad relativamente rápida comparado con alternativas más tradicionales. Su integración con comandos de voz en los smartphones, hace que todas las traducciones que necesites estén disponible inmediatamente. Sin embargo, no es muy recomendable para personas que no tienen un dominio mínimo del idioma, ya que poner palabras aisladas u oraciones fuera de contexto, harán que tu traducción no sea aplicable en el contexto que estás buscando traducir.
En el mundo del inglés académico, el más utilizado es la plataforma de Word Reference: Ofrece las funcionalidades típicas de cualquier diccionario traductor, sin embargo, para fomentar el aprendizaje, se recomienda utilizar de forma preferente el diccionario de definiciones en inglés, seguido del diccionario de sinónimos y antónimos, dejando como última opción el traductor al español como tal. De este modo, estarás entrenando tu vocabulario mientras buscas palabras que no entiendes. Otra funcionalidad, es que tiene la pronunciación de las palabras que buscas en acentos como el americano, británico o autraliano, y contextos de aplicación de la misma palabra, que puede variar su significado según su uso, de forma diferente a como funciona en español. Para preparar certificaciones como TOEFL, FCE o IELTS, es el más recomendado por quienes estudiamos estas pruebas.
En resumen, Google traductor tiene ciertas funcionalidades útiles, aunque el más recomendado para entrenar, reforzar, y dar mejores referencias en inglés académico es Word Reference.