Posiblemente en nuestra era de la tecnología, de constante avance e innovación y en donde es mucho más fácil “hacer clic” e inmediatamente tener una docena de respuestas y opciones a nuestras dudas, un diccionario impreso nos parezca obsoleto y consultarlo una “gran pérdida de tiempo”.
Sin embargo, pensemos… “¡No hay energía eléctrica… y no cargué mi dispositivo!” “¡No tengo datos y mi depósito llegará hasta mañana a medio día!” y ante esto… ¡La entrega de mi trabajo es mañana a las 7:00 am! Sí lo mejor es que lo conserves y le des uso.
Podemos no haber pasado por ninguna de estas circunstancias y posiblemente te encuentres entre los afortunados que jamás las enfrentarás, pero valoremos que muchas veces es más fácil estirar la mano para encontrar una palabra que acudir al buscador en línea.
Además, recuerda que nuestro diccionario no sólo nos dará un equivalente a nuestro idioma, sino que también nos mostrará signos fonéticos para tener una idea de la forma de pronunciar esa palabra, nos proporcionará varios ejemplos de cómo utilizarla y señalará que tipo de palabra es: verbo, adjetivo, preposición, etcétera.
Por otro lado, no nos gasta datos y no tenemos que hacerle un depósito para poder utilizarlo. ¡Ah! Y además no necesitamos llevarlo con un técnico para que lo actualice, porque –aunque no lo parezca- la gran mayoría de las palabras permanecen vigentes por un gran tiempo.
¡Cuídate! Y también ¡cuida tu diccionario! Quién sabe si un día algún coleccionista te pague una atractiva suma por él. Bien, eso no lo sabemos. Pero lo que sí sabemos que pasará es que te sacará de dudas y engrandecerá tu conocimiento.