Enseñar es, primero, un contrato de interès. El alumno (o el conjunto de alumnos, por supuesto) quiere aprender y el "profe" quiere enseñar.
Las dos partes estàn motivadas. A mi, como profe, me sirve y me agrada. Estudiar y enseñar son momentos amenos, libres y cada una de estas cosas tiene una razòn.
El alumo sabe que, con esfuerzo, preguntando, escuchando, cuestionàndose incluso eso mismo que aprende, va a LOGRAR ALGO NUEVO que le va a ser de utilidad.
No se lo "va a llevar a su casa" para guardarlo en una cajita sino que va a tener que pràcticar y ponerlo en contraste frente a las nuevas experiencias que vayan teniendo lugar.
Estudiar es un trabajo, se puede trabajar de aquello que fue estudiado, GANARSE LA VIDA a partir de ese esfuerzo inicial: pensar es un trabajo, por tanto, si querès trabajar de esto, tu primer paso serà un GENUINO interès pero, despuès, en el transcurso, confiar en que podès.
Todos pueden. Yo tambien.
El profesor lo hace no solamente por dinero sino porque lo disfruta. El profe lo disfruta porque se emociona al verte progresar y porque, a travès de ustedes, genera una mini comunidad donde, poniendo los conceptos sobre la mesa, se da la posibilidad de investigaciones de trabajo mucho mas profundas.
Si, es cierto: una parte del conocimiento se imparte desde la autoridad de haberlo estudiado muchìsimo y durante años, no toda cosa es opinable, pero, cuando llegamos a ciertos acervos de nuevos conocimientos adquiridos por parte de todos, podemos dirigirnos los unos a los otros con cierta mayor libertad.
Eso es posible.