Más de 100 dias, y afortunadamente aún me quedan varias ideas, sin embargo, lo más probable es que no sea la realidad de la gran mayoria de las familias, en primer lugar está el bajo e incluso en algunos casos el nulo ingreso económico, razón por la cual en la an mayoria de hogares, la proteína principal paso a ser el huevo, se reemplazo la galiina por el maggi, y las verduras y hortalizas por los sobres de knorr.
A toda esta angustia se le debe sumar el hecho de estarse preguntando todos los días, Que voy a cocinar hoy, algunos cocinan lo que tengan, otros lo que toque. Y considero que nosotros, los profesionales de la cocina, tenemos la ventaja pero sobre todo, la obligación de ayudar a transformar los menús diarios de los hogares, en manjares memorables, en anecdotas inolvidables, en cuentos y sonrisas, si en nuestros hogares supieran que con la base de ajo, tomates y cebollas se pueden preparar saltados, parihuelas, encurtidos, guisos, ensaldas, si conocieran la diversidad del huevo, que un un yema y aceite se preparan mayonesas y aliolis, que si le derrites mantequilla preparas una salsa holandes, que los garbanzos se convierten en hummus y falafels, que los frijoles que quedan se pueden hacer refritos, o convertirlos en un maravilloso tacu tacu.
Si nosotros los profesionales de la gastornomia pudiesemos enseñar a todos nuestros conocidos que la pasta se deja al dente, que el arroz debe quedar graneado, que cada corte de carne tiene su técnica y su tipo de cocción, que con un toque de mostaza la vinagreta no se corta, que un un hielo la salsa holandesa se arregla, que la mayonesa se puede hacer con leche, el cariño y el amor por la cocina se dignificaría y dejaría de ser del privilegio de unos pocos, porque para comer bien, no se necesita pagar mucho, tan solo se necesita ponerle corazón.